Como dispositivos almacenadores de energía eléctrica para, entre otros centenares de aplicaciones, propulsar carretillas transportadoras y elevadoras, se utilizan los acumuladores eléctricos de plomo en los que la energía eléctrica tomada de la red se acumula a través de un proceso químico y, luego, esta energía es devuelta en forma de corriente eléctrica. En esencia, el acumulador de plomo se compone de placas positivas y placas negativas separadas entre sí por unos elementos llamados separadores fabricados generalmente con una materia plástica. El paquete de placas y separadores va colocado dentro de una caja de ebonita resistente a los ácidos y bañado en el electrolito que no es otra cosa que ácido sulfúrico diluido en agua destilada. La caja va tapada con una pasta compuesta a base de asfalto, también resistente a los ácidos, a través de cuya tapa sobresalen los terminales o bornas de cada elemento así como las boquillas para vigilar las placas y rellanar de agua destilada cuando sea necesario. Cada grupo de placas, llamado también celda, proporciona una tensión entre terminales de 2V. y varios elementos conectados “en serie” nos dan el voltaje de la batería, a saber: nx2. En las carretillas Ameise se utilizan normalmente 12 elementos que nos dan: 12×2 = 24V. y en algunos modelos: 40×2 = 80V. Existen baterías con placas o rejillas planas y de placas tubulares blindadas.
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